Los inicios
La Reunión de cante Jondo se gesta en el bar Central, punto de encuentro para los intelectuales moriscos de la época. Fueron artífices José Menese, que ya empezaba a despuntar como cantaor flamenco, Francisco Moreno Galván, y los aficionados locales, Salvador Marín, Miguel Núñez o Martín Valero, quienes, animados por Fernando, el dueño del bar, decidieron crear una reunión en la que se representaran los géneros tradicionales del flamenco pues como consecuencia del régimen político de la época, habían quedado relegados a un segundo plano. La decisión final de celebrar la primera reunión se toma en Fuengirola en la casa del escultor Eduardo Carretero. La primera reunión se celebraría el 3 de septiembre de 1.967, y contaría con la colaboración de Antonio Mairena, Juan Talega, Chocolate, Fernanda y Bernarda de Utrera, El Perrate, Luis Torres, Paco Laberinto, Trini España, Diego del Gastor y el mismo José Menese.
Uno de los motivos por los que surge el festival es la revitalización que del cante jondo hace Antonio Mairena en la época. El objetivo que persigue la reunión es, de acuerdo con esta revitalización, presentar a este arte con la máxima dignidad que le merece, sin demasiados ornamentos, por lo que se apuesta por una estética simple, esencial y directa. De este modo se exponen claramente las tres vertientes que se incluyen en el arte: baile, cante y toque, protagonistas sin duda de la reunión.
El enclave
Las primeras ediciones se celebraban en la plaza del Arquillo, un enclave puro para preservar la pureza del cante jondo. Años después, y tras pasar por diferentes lugares, (Paseo del Cura, Cine Morilla y Plaza del Convento), la reunión se celebra en el patio de la Hacienda Nuestra Señora del Carmen “La Fuenlonguilla”, un lugar idóneo en el afán de mantener vivas las tradiciones de la reunión.
El patio pertenece a una hacienda que poco a poco alumnos de las Escuelas taller, Casas de Oficios y Taller de Empleo, han ido restaurando hasta convertirla en lo que hoy es un espacio destinado al flamenco en todas sus vertientes ya que, además de la celebración de la reunión, acoge durante todo el mes de julio cursos internacionales de baile, toque y cante flamenco. La noche de la reunión, el suelo se llena de hierbas aromáticas (romero, tomillo, lavanda…) que le dan un toque especial al espectáculo. Para mantener la pureza del arte, se usa un escenario sobrio, en el que los artistas tienen un contacto más íntimo. El racimo de farolillos que los ilumina es el que se utiliza desde la primera edición.
Francisco Moreno Galván
Francisco Moreno Galván ha sido un pintor de inspiración. Nadie ha abordado la renovación de las letras flamencas cómo él y su huella ha calado hondo entre los aficionados al flamenco: nadie hasta la fecha se había atrevido a escribir una letra nueva a palos en los que hasta entonces la elección estaba marcada por la escasez, revolucionando el cante flamenco. Encontró en la figura de José Menese a un joven que se ajustaba a su idea de cómo había que decir el cante. El verdadero trabajo de este pintor y poeta ha sido el de llevar a cabo una readaptación de la temática de las letras para traerla a nuestros días. Aquello le trajo más de una discusión con artistas y estudiosos del flamenco cómo Antonio Mairena, Juan Talega y otros.
Sin embargo, el tiempo ha dado la razón ya que las letras de Francisco suenan en la actualidad tan flamencas cómo las del cancionero popular.
La implicación del pintor Francisco Moreno Galván es tal en el festival del que fuera precursor, que sus obras han sido las ilustradoras de los carteles promocionales de la reunión desde la primera edición. Hasta 1999, año de fallecimiento, Moreno Galván diseñaba personalmente los carteles. Desde su muerte, la organización ha querido mantener vivo su espíritu empleando para el diseño obras del artista que ilustran iconográficamente el mundo del flamenco.