La Puebla de Cazalla atesora en su término municipal una amplia variedad paisajística, orográfica, de flora y fauna, que en su conjunto conforman un gran museo natural, especialmente la zona de sierra. Se extiende en una superficie forestal y natural de 6.822 ha., y en una superficie agrícola cultivada de 11.300 ha., las cuales participan a gran escala en la economía del municipio. Los extensos y ricos parajes naturales que alberga La Puebla de Cazalla constituyen, junto con su rico patrimonio cultural y monumental, los principales atractivos de la localidad, situada entre la Campiña y la Serranía Suroeste de Sevilla.
Flora
El entorno del río Corbones y la zona de sierra albergan numerosas especies de árboles, entre los que podemos distinguir la presencia de fresnos, acebuches, encinas, algarrobos, quejigos y pino carrasco. Destacan asimismo los arbustos de ribera, encontrándose entre las especies más abundantes el lentisco, el palmito, el romero, el tomillo y la retama. Cabe resaltar a este respecto las áreas que rodean al Embalse de La Puebla de Cazalla. En cuanto a las plantas, se divisan especies como el cardo estrellado, la buglosa, el lirio de invierno, el espárrago triguero, la tagarnina, el hinojo, la lavanda o la mejorana.
Por otro lado, el paraje de El Pinarejo es considerado el tesoro natural de nuestro pueblo; un entorno natural privilegiado para disfrutar de la flora autóctona. Contiene una rica vegetación mediterránea, con una amplia extensión de pinos piñoneros, algunos de los cuales alcanzan una altura formidable, conviviendo con encinas, chaparros, vegetación de monte bajo y bosques de galería en algunos arroyos.
Fauna
El río Corbones constituye un auténtico refugio verde para un gran número de especies animales, que bien tienen como ecosistema de referencia al propio río, o bien aprovechan la diversidad de hábitats de su entorno como espacio donde desarrollar o completar sus ciclos vitales. Entre las especies animales que tienen al río como referente vital, podemos destacar la fauna piscícola, con ejemplares como barbos, bogas o carpas. Cabe reseñar también la presencia del galápago europeo, la rana meridional y alguna población de nutrias.
La avifauna cuenta con numerosas especies de perdices rojas, garcillas, fochas, jilgueros, palomas torcaces e incluso águilas pescadoras. En cuanto a los mamíferos, en el entorno de la sierra de La Puebla de Cazalla, se pueden observar ejemplares de cabras montesas, jabalíes, lirones, gatos monteses, zorros, meloncillos, liebres y conejos de campo, entre otros. Finalmente, entre los reptiles podemos encontrar la culebra viperina, la lagartija ibérica o el lagarto ocelado.
Geología
La estructura del término municipal de La Puebla de Cazalla es extraordinariamente compleja debido a dos fenómenos. Por un lado, a la naturaleza de los propios materiales (fundamentalmente triásicos), y por otro lado, al hundimiento de la cuenca del Guadalquivir. El relieve se define así por una serie de alineaciones montañosas y depresiones. En muchos casos, las rocas calizas originan una orografía escarpada, mientras que los términos margosos y yesíferos coinciden con los sectores más deprimidos. Los materiales que predominan prácticamente en la totalidad de la sierra de La Puebla de Cazalla son la arcilla, margas areniscas y yesos, aflorando en superficie o sirviendo de sustrato de apoyo a los materiales suprayacentes.
Cabe resaltar la impresionante vista del Peñón de Peñaguas, en el Sendero PR-A 403. Una muralla de roca caliza vertical de 50 metros de altura y una edad de 200 millones de años, que no deja indiferente al visitante.
Patrimonio Monumental
El término municipal de La Puebla de Cazalla acoge atractivos recursos turísticos en su entorno, con edificaciones de interés histórico y monumental, como el Castillo de Luna, o las haciendas y cortijos de las zonas agrarias, algunas en activo y otras en ruinas, donde se puede disfrutar de la arquitectura tradicional andaluza.
El Castillo de Luna, situado a unos 7 kilómetros del casco urbano, marca los tiempos más remotos de la historia de La Puebla de Cazalla. Los estudios realizados determinan su origen como una fortaleza defensiva íbero-turdetana, en torno al siglo. V a.C., convirtiéndose dos siglos más tarde en Torre de vigilancia a manos de los cartagineses, que levantaron una serie de fortalezas, distribuidas estratégicamente por toda Andalucía, con el objetivo de proteger la actividad comercial y como defensa militar. En época romana se amplió y fortaleció el recinto, con vistas a defender el territorio de las incursiones bárbaras. La ocupación del Castillo de Luna pasó más tarde a manos de los musulmanes, que entre los siglos XI y XII ampliaron la construcción con una segunda línea defensiva, conocida como “barcana”, y realizaron reformas defensivas en el interior de la fortificación. De todas estas épocas se ha encontrado en el entorno del Castillo abundante material cerámico y monetario.
En el siglo XIII, Fernando el Santo reconquistó el lugar, no sin dificultad, dada la beligerancia presente en esta zona conocida como la Banda Morisca. Fue en este momento cuando el Castillo y su población aneja pasó a llamarse “Cazaba de la Frontera” y se convirtió en una línea de defensa central ante las incursiones procedentes de la Serranía de Ronda. La titularidad del Castillo pasaría por distintas manos, hasta que Alfonso X lo cedió a la Orden Militar de Calatrava. En poder de dicha Orden estuvo hasta que Don Pedro Téllez Girón, maestre calatravo y duque de Osuna, consiguió que pasara a formar parte de su patrimonio personal. Este tardó poco tiempo en dar los pasos para repoblar la zona, que se encontraba despoblada desde hacía dos siglos. Al amparo del Castillo, se dictó en 1502 la Carta-Puebla, que estableció las bases para el asentamiento del pueblo en su actual ubicación, completándose así el topónimo de La Puebla de Cazalla.